miércoles, 30 de enero de 2013

Solo me queda el arte


Me arde.
Inspiro profundamente.
Fuego.
Empezó como una vela encendida en mi pecho, dándome calor y haciéndome brillar.
La llama creció  y yo misma, por acercarme a ti, eché más leña al fuego, que ahora empieza a descontrolarse.

Ahora no se prende cuando te veo o cuando te voy a ver y luego, con tu marcha, se tranquiliza, sino que, aunque se sigue prendiendo con tu cercanía, luego queda fuera de mi control, y ahora empieza a quemarme por dentro.
Ahora lo noto.

Debo ocupar mi mente plenamente en otras cosas, ya sea estudiar o trabajar sin pausa, para que mi mente no piense y mi pecho no arda.

El arte me libera. Pero quiero crear arte para ti. Quiero que disfrutes de lo que hago.
Me gustaría poder componer una canción que hiciera justicia a todo tu brillo y la belleza que emanas.

Y aunque lo parezca no me siento por debajo. Siento una confianza que se apodera de mi y me empuja a hacia adelante; y no entiendo cómo sigo en pie, de dónde sale esta fuerza, esta sensación.

A pesar de todo la llama sigue aquí ardiendo, cada vez más. No lo vi en su momento y ya no la puedo frenar; no veo modo de apagarla que no sea alejándome de ti, pero te estás convirtiendo en mi droga.
Esta presión en el pecho como nunca antes la había sentido.
Me duele.
Con tu cercanía se calma, me abandona el dolor.
Y luego arde más. Y más cada vez.
Me mata.
Pero me hace sentir viva.

Necesito canalizar todo este sentimiento, necesito controlar esta llama.
 
Ahora solo me queda el arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario