Vuela, vuela mariposa, tan solo es otra noche más la que te
vas. Dejando solas las ideas que vagaban en mi mente, perdidas sin rumbo.
Cambio dicen que simbolizas, mas nunca lo hubiera advertido de no ser por mis vivencias.
Todo empezó en la granja, bueno no, en un pequeño pueblo,
bueno no, supongo que todo empezó cuando nací.
Es extraño como tantas cosas cambian, tan solo de un día
para otro. Y me gustaría costar mi historia, mas no la recordaría, me aburriría
o simplemente, haría otras cosas porque ¿para qué vivir escribiendo lo vivido
cuando eso no hace más que robar sigilosamente tiempo de tu existencia? No,
está decidido, no contaré mi vida.
Todo comenzó en Irlanda. Tierra verde a causa de las
continuas lluvias. Tanto es así que la gente comenta el buen tiempo cuando el
sol se anima a salir de su guarida tras las nubes.
Irlanda, tierra de leprechauns.
¿O tal vez sería mejor que contara la historia de un violín?
Podría ser interesante. ¿Y si fusionamos las dos historias? Podría contarte el
origen del violín irlandés.
¡Pero yo desvarío! No entiendo muy bien lo que me ocurre,
tantas cosas mezcladas, tanto en mi mente. Desordenado, descolocado y sin
solución visible.
A veces siento caricias, otras me duele.
Pero después de todo soy feliz, porque no habría mayor
perdida de tiempo que privarme de una sonrisa que nadie más me dará y que, por
ese mismo motivo, nadie me puede quitar. Una simple y sincera sonrisa que cosa
mi alma y mi corazón rotos en pedazos.
Tal vez debería contaros la historia de una chica que se que
se despertó en una cueva sin recordar nada de la batalla. Normal, eso pasó tiempo antes de que ella volviera
en sí, y el tampoco le dio oportunidades de que pudiera hacerlo.
La crueldad puede ser mucha. Y el sufrimiento mayor.
Pero quizás lo mejor sería contaros la historia de alguien a
quien conocí en mis sueños, y luego encontré en mi vida.
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